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Acerca de diosjde

Llevo más de treinta años procurando aprender a mostrar cuánta belleza se encierra en la madera. Intentando hacer una obra reconocible, peculiar y despojada de prejuicios. Mi obra, de carácter marcadamente ecléctico, basa gran parte de su sentido en la combinación de diferentes maderas, lo cual me ha obligado a manejar un almacén bien surtido. Doy gran importancia a la calidad de los materiales, valoro en cada uno de ellos todas sus cualidades: vetas, colores, acabados, olores, forma de comportarse ante las herramientas y evolución con el paso del tiempo. Incluso a partir de sus defectos, trato de extraer la belleza innata del material, con un pequeño toque creativo y técnico. Como los buenos restauradores, he trabajado y experimentado con múltiples maderas y técnicas, como la taracea y el kerbsnitz. Mi labor como artista está enfocada en crear objetos hermosos que perduren con el tiempo, y para ello cuido hasta el detalle los acabados de cada una de mis piezas.

Consejos para conservar la madera

piezas de madera

Para conservar nuestras piezas de madera (muebles, tallas, esculturas, o elementos de decoración) para que no pierdan sus propiedades con el tiempo, podemos realizar periódicamente algunas labores de mantenimiento.

En el caso de golpes o manchas debidas a agentes agresivos externos – alcohol, tinta, etc – es siempre mejor consultar con un buen profesional.

En lo posible, y al menos una vez al mes, encerar las maderas naturales utilizando una cera o un encáustico natural. No utilizar ceras o preparados que contengan siliconas o cualquier agente químico.

Podemos preparar, de una manera bastante sencilla, nuestro propio material de la forma siguiente:

  • Obtenemos cera pura de abeja. Podemos posiblemente conseguirla en establecimientos dedicados a productos naturales
  • Esencia de trementina: en tiendas de pintura, solicite aguarrás puro no símil de aguarrás.
  • Laminamos o troceamos en pequeñas partes la cera, y la introducimos en un bote de cristal – con tapa -. Justo lo que buenamente le entre, sin apretarlo, lo rellenamos con esencia de trementina. Tapamos y dejamos actuar al menos un par de días.
  • Se irá diluyendo la cera, formándose un pasta más o menos consistente. A una temperatura agradable – entre 16º y 24º – esta pasta debe ser más sólida que liquida. A partir de aquí, solo la experiencia nos puede ayudar, pero, en cualquier caso, podemos ir utilizando el material obtenido y mejorándolo a nuestro buen entender.
  • Sí es muy liquido, añadiremos – esta vez mejor en finas láminas – más cera al bote; en caso de excesivamente sólido, más esencia de trementina.

Para encáusticos o ceras de colores, utilizar colorantes no químicos que se disuelvan bien en aguarrás.

Aplicamos siempre estos preparados en capas muy finas, extendemos perfectamente – que no queden grumos – procurando durante las últimas pasadas hacerlo en el sentido de la veta.

Revisamos mientras el producto está tierno que no nos queden amontonamientos o exceso de material en ningún sitio. Dejar secar durante un buen rato; media hora puede estar bien.

Abrillantamos con otro paño – siempre de algodón – frotando con insistencia, sin demasiada presión, pero con atención a todas las zonas por igual. Hay que poner especial cuidado en los rincones o, en ciertas piezas, en rugosidades o lugares de difícil acceso. No está de más procurarse un cepillo o pincel de cerdas naturales que nos facilite el trabajar en esas zonas.

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Experimentando con la taracea

encolada

Dentro de los procesos de trabajo en los que estoy continuamente inmerso, el de ir encolando pequeñas piezas de maderas diferentes, es uno de los más arduos. Esta técnica recibe el nombre de «taracea«. Realmente me absorbe un tiempo infinito, amén de que la sensación de derrochar madera no se me quita de la cabeza. El resultado y las posibilidades que luego ofrecen las piezas así preparadas, a mí entender merecen bien la pena, sin embargo dudo de que la mayoría de la gente entienda su valor real.
En cualquier caso sigo empecinado  en seguir investigando en este campo, entre otras razones porque es una forma de aprovechamiento de pequeñas piezas que de otra manera posiblemente irían a la basura, y además – y esta es la razón real – los resultados cromáticos que posibilitan son ciertamente excepcionales.

Podéis ver algunos ejemplos de piezas elaboradas con esta técnica en mi portfolio.

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